200 hospitales de Estados Unidos sufrieron el robo de datos de pacientes por culpa de hackers chinos.
Las ciberatacantes son del grupo «Amenaza Persistente Avanzada» (APT-1), que operan desde China y realizaron los actos entre abril y junio de 2013.
La APT-1 es considerada una unidad del ejército chino, de la cual 5 de ellos fueron imputados por el Gobierno de EEUU por espionaje industrial a empresas estadounidenses para favorecer a la competencia asiática.
Aún así, el Ministerio de Exteriores chino reafirmó que «el Gobierno, el Ejército y su personal nunca se han involucrado ni han participado en robos cibernéticos de secretos comerciales», por lo que esas acusaciones «carecen de fundamento y son absurdas».
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